lunes, 22 de mayo de 2023

EL DESCONOCIMIENTO DE LA LEY NO EXIME DE SU CUMPLIMIENTO

 

EL DESCONOCIMIENTO DE LA LEY NO EXIME DE SU CUMPLIMIENTO

El artículo 6 de nuestro Código Civil reproduce lo que ya escribieron los romanos
“1. La ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento”
 
 


 
Estaba un guardia municipal de esos que llevaban un gorro blanco en la cabeza llamado “salacot” (el gorro, no el guardia) pero que por aquello de encargarlo el Ayuntamiento de Huesca a los comerciantes locales, más se parecía a un orinal que a un casco colonial decimonónico. Parado andaba el guardia vigilando el paso semafórico de peatones que había en las Cuatro Esquinas. Era plena campaña de la Dirección General de Tráfico para que los Ayuntamientos hicieran cumplir a los peatones la obligación de no cruzar la calle hasta que el semáforo se pusiera en verde. Había que demostrar a los franchutes que Africa no empezaba en los Pirineos.
 
En la acera de enfrente estaba parado un señor que por su cara rolliza permitía entrever que acababa de bajar de la montaña. El buen señor se puso a cruzar al otro lado cuando el muñeco del semáforo estaba en rojo. El buen funcionario local le llamó la atención con un par de pitidos fuertes de su silbato para que se enterara el montañés y los comerciantes de la zona que a la sazón tomaban café por las tardes con el Alcalde -el de la pipa- en el Aeroclub y hacían de “vieja del visillo” vigilando a los empleados del Ayuntamiento.
 
El de la cara roja no entendió los pitidos del guardia y continuó hasta donde él se encontraba. El guardia le pidió la documentación a la vez que le criticaba de forma azorada que no hubiera respetado ni el semáforo en rojo ni el sonido de su silbato. El de “o lugar” no entendía el desafuero. 
 
Cuando el guardia le entregó la papeleta de la multa y le devolvió el manido documento de identidad -que entonces era azulón obediente- el denunciado quiso saber la causa por la que se le denunciaba con cien pesetas, que como pudo le hizo saber al municipe que era el beneficio que representaba la venta de una oveja del puerto, si es de las gordas que sino setenta y cinco rubias te dan por ella.
 
¡Ha pasado usted el paso de peatones con el semáforo en rojo y la Ordenanza dice que tengo que multarle con 50 pesetas; pero como no ha hecho caso a mi silbato le pongo otras 50 pesetas por desobediencia! 
 
El piel roja de la montaña (dicho sea con cariño) le hizo saber al del salacot que allá arriba en los puertos no hay semáforos, ni pasos de peatones, ni guardias malcarados, que en todo caso algo de nieve cuando suben a los pastos si que hay, así como un perro asilvestrado que no saben si es un lobo o no. Pero que le perdonara pues cien pesetas bien vale humillarse ante un fato, aunque no se merecía la multa porque era el primer poste con luz roja que veía de esos y no sabía de que iba el artefacto.
 
El lustroso municipal le dijo en latín aprendido en las clases de catecismo “ignorantia legis neminem excusat” y sin dar tiempo al de los puertos que no entendía lo que decía se lo tradujo gratuitamente ¡la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento!
 
El de allá arriba, el de los montes, le contestó muy cabreado al municipal ¡pero no me joda guardia que debe haber muchas leyes y no tengo vidas suficientes para aprendérmelas todas, ni puertos para criar tanta oveja!
 
Los comerciantes detrás de los visillos miraban a ver si el municipal se ablandaba y le perdonaba la multa. Pero cuando se trabaja debajo de un salacot no hay corazón. Es un gorro aparentemente grande pero debajo suyo no hay espacio suficiente para que el portador cohabite consigo mismo y con su alma.
 
 
- Wikipedia hoy dia 22 de mayo del año del señor, 23 después del siglo pasado, dice que en España actualmente hay unas 50.000 leyes y reglamentos vigentes, entre ellas las de los semáforos y la del valor de una oveja en los montes –
 
El Aeroclub ya no existe.
Los comerciantes se jubilaron y sus locales no hay quien los alquile por caros que son.
El de "o lugar" creo que ya no existirá pues sería entonces el mas viejo de los puertos y de los llanos.
El semáforo sigue dando por saco, pero ya no en las Cuatro Esquinas que se peatonalizó. Lo degradaron y lo llevaron al Perpetuo Socorro para dar por saco a los peatones de la zona donde antes había una cárcel.
 
La inflamación produce a veces más daño que reparación.
La "normativitis" es la inflamación normativa.
El ego de los poseedores de la máquina que hace leyes es lo que tiene
Las ovejas ya no valen ni cien pesetas, ahora ya no saben ni que hacer con la lana, o algo así dice la prensa de hoy. 
Al de "o lugar" no se le volvió a ver por las tierras que inunda el rio Isuela

No hay comentarios:

Publicar un comentario